viernes, 24 de julio de 2015

Un crimen perfecto


Exprímeme los ojos de una vez
como medios limones
y dejaré salir lágrimas ácidas
que limpien todo rastro de tu boca.

Pon a macerar mis manos al sol
hasta convertirme los dedos 
en girasoles secos
y desmenuza todas las caricias
que salieron de ellos.

Desátame el ombligo
como si fuera un globo de feria
y deja escapar el aire
para que mis entrañas se vacíen
de aquel temblor de tierra.

Rómpeme.
Un crimen perfecto
es el que no deja huella.

martes, 7 de julio de 2015

Contraindicaciones


Si tuvieras un prospecto entre las piernas
me pregunto si habría leído tus contraindicaciones
o, como quien toma una aspirina y la engulle sin conciencia, 
hubiera obviado los efectos secundarios de tu cuerpo.

Y es que el deseo es como un dolor de cabeza,
enajena los sentidos y siempre esconde causas más profundas.
El mío es consecuencia de un pasado de resaca,
de unos ojos subrayados con el rimel de anoche,
de otros pequeños deseos que me quitaron la sed pero no el hambre.

Mi deseo es una enfermedad crónica 
que solo se mitiga con la piel contraindicada.