miércoles, 14 de octubre de 2015

Libertad

«Lo único que nadie te puede quitar es la libertad de joderte la vida como te dé la gana». 
Libertad, J. Franzen


Imagina que se nos queden cortas
las líneas de las manos
y tengamos la suerte
de poder inventarnos
por un rato la vida.

La emoción de la duda
asaltándonos sin miedo,
invitándonos a huir
en contra de las flechas.

Ser como Bonnie y Clyde
viajando en carreteras;
la ciudad detrás nuestro
y el horizonte desnudo
como un cheque en blanco.

Todas las expectativas,
ningún equipaje;
sabernos tan libres
que nos destrocemos.

Y después,
víctimas de todos nuestros sueños,
voluntariamente,
agazaparnos heridos
en ese previsible azar resuelto
del destino.

viernes, 24 de julio de 2015

Un crimen perfecto


Exprímeme los ojos de una vez
como medios limones
y dejaré salir lágrimas ácidas
que limpien todo rastro de tu boca.

Pon a macerar mis manos al sol
hasta convertirme los dedos 
en girasoles secos
y desmenuza todas las caricias
que salieron de ellos.

Desátame el ombligo
como si fuera un globo de feria
y deja escapar el aire
para que mis entrañas se vacíen
de aquel temblor de tierra.

Rómpeme.
Un crimen perfecto
es el que no deja huella.

martes, 7 de julio de 2015

Contraindicaciones


Si tuvieras un prospecto entre las piernas
me pregunto si habría leído tus contraindicaciones
o, como quien toma una aspirina y la engulle sin conciencia, 
hubiera obviado los efectos secundarios de tu cuerpo.

Y es que el deseo es como un dolor de cabeza,
enajena los sentidos y siempre esconde causas más profundas.
El mío es consecuencia de un pasado de resaca,
de unos ojos subrayados con el rimel de anoche,
de otros pequeños deseos que me quitaron la sed pero no el hambre.

Mi deseo es una enfermedad crónica 
que solo se mitiga con la piel contraindicada.