Un crimen perfecto
Exprímeme los ojos de una vez
como medios limones
y dejaré salir lágrimas ácidas
que limpien todo rastro de tu boca.
Pon a macerar mis manos al sol
hasta convertirme los dedos
en girasoles secos
y desmenuza todas las caricias
que salieron de ellos.
Desátame el ombligo
como si fuera un globo de feria
y deja escapar el aire
para que mis entrañas se vacíen
de aquel temblor de tierra.
Rómpeme.
Un crimen perfecto
es el que no deja huella.
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